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El comisario europeo de Asuntos Economicos, Pierre Moscovici

«Hoy damos un paso más hacia la creación de un área del IVA única para Europa, con reglas más simples para nuestros Estados miembros y empresas», señala Pierre Moscovic. 

 

La Comisión Europea presentó ayer una propuesta que pretende dar un vuelco a las normas que rigen el impuesto del IVA en los países europeos, vigentes desde 1992. Esta iniciativa da más poder a los Estados para fijar tipos reducidos e incluso nulos en algunos productos y bienes de especial sensibilidad, siempre y cuando se mantenga el tipo general en el mínimo del 15% ( en España es del 21%) y la recaudación media de todas las transacciones llegue al 12% para que esta reforma no acabe dañando las arcas nacionales. Además, Bruselas también pide a los Estados miembros que vigilen el impacto de esta posible rebaja en los precios que paga el consumo final con el fin de que se produzca un abaratamiento.

«Hoy damos un paso más hacia la creación de un área del IVA única para Europa, con reglas más simples para nuestros Estados miembros y empresas. Estas propuestas darán a los países de la UE una mayor libertad para aplicar tipos de IVA reducidos a productos o servicios específicos», aseguró ayer el comisario de Economía Pierre Moscovic.

Para Bruselas las normas actuales son «anticuadas y restrictivas» y requieren un cambio. Por eso, el Ejecutivo comunitario propone introducir tres tipos reducidos: dos que se sitúen entre el tipo general (entre el 15% y el 5%) y otro super reducido por debajo de esta última cifra. La Comisión Europea también abre la puerta a que cada país europeo pueda decidir qué productos se benefician del tipo cero.

La situación actual es muy diferente. Bruselas permite un tipo de IVA general no inferior al 15% y otro reducido no inferior al 5%, pero esta relativa claridad teórica queda oscurecida en la práctica ya que durante sus respectivos procesos de adhesión a la UE los Estados miembros pactaron la derogación del IVA en algunos productos específicos o el mantenimiento de ciertos tipos super reducidos ya vigentes en el país.

Como modo de poner orden, Bruselas propone consensuar una lista de aquellos productos y servicios que obligatoriamente deber ser gravados con el tipo máximo. Entre ellos estarían, por ejemplo, el combustible, los automóviles, electrónica, bebidas alcohólicas, juegos de azar, eletrodomésticos, teléfonos móviles inteligentes, servicios financieros, piedras preciosas y bebidas alcohólicas. Hasta ahora el enfoque era completamente diferente: una lista para los tipos reducidos que permitía esta excepción en sectores de mano de obra intensiva como restaurantes, peluquerías o albañilería y productos sensibles que fue consensuada con los Estados miembros tras años de negociaciones. larazon

 

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